Este fascinante azud se encuentra también en el cauce del río Guatizalema, aguas abajo del Azud de Abrisén y a dos kilómetros escasos de Fañanás, a cuyo término pertenece en la actualidad. Es un azud espectacular, en el que a la altura de sus dos saltos de agua se unen las caprichosas formas que las corrientes y los siglos han ido horadando en la gran masa pétrea sobre la que se asienta, creando un mágico conjunto de hermosas aunque peligrosas pozas, especialmente a mediados de Abril, que es cuando reciben un mayor caudal. La gran anchura existente entre las márgenes de esta zona del río, su abundante vegetación y los perfiles aterrazados del bancal de piedra, convierten el fluir de sus aguas y el rumor que las acompaña en todo un placer para los sentidos, algo que la ciudadanía de Fañanás ha sabido gozar años atrás, cuando era bastante habitual visitar este entorno durante los meses estivales. Su estructura hace un ángulo en dirección a la orilla izquierda, encauzando las aguas hacia el nacimiento de la acequia de Pueyo, que riega las cosechas de Pueyo de Fañanás. El impresionante muro central de alrededor de 15 metros de altura es a plomada y está protegido por dos contrafuertes laterales, mientras que los muros laterales y el estribo de la orilla derecha son en hiladas de gradones. El muro de la orilla derecha tiene 1,70 metros de anchura, medida que se repite en las losas de coronación del muro de la orilla izquierda, lo cual podría indicar la intervención de mano de obra mudéjar o morisca, muy especializada en construcciones hidráulicas, pues dicha longitud equivale a dos varas o cuatro codos árabes. Esta medida, que dejó de utilizarse en el siglo XVII, también se encuentra en las losas de los azudes de Abrisén y del molino de Arbaniés. Según algunos investigadores, hay noticias de que este azud ya existía en el siglo XII, siendo su aspecto actual el de sucesivas reformas de una obra ya existente, las cuales reaprovecharon materiales y conservaron los muros originales de la orilla derecha y parte del central. La palabra azud, de origen árabe, significa "barrera". En 1741 se lleva a cabo una reparación integral del azud, con motivo de la cual se coloca en el estribo de la orilla izquierda una losa de construcción que muestra la identidad de sus promotores, Antonio Pignatelli Aragón y su esposa Francisca Moncayo. Conviene aclarar que el apellido Pignatelli cuenta con las distintas grafías Piñatel, Pinatel, Pignatel, Piñateli, Pignatel-li y Pignatelli, al igual que Moncaio es otra grafía de Moncayo. El escudo heráldico de la losa muestra las armas de los Pignatelli Aragón, con una corona de príncipe sobre ellas, como corresponde a un príncipe del Sacro Romano Imperio. Es un escudo partido, con las armas de los Aragón en su primer cuartel: en campo de oro cuatro palos de gules. El segundo cuartel muestra las armas de los Pignatelli: en campo de oro, tres pucheros de sable bien ordenados; los dos del jefe afrontados. Bajo el escudo se lee el nombre del cantero, Esteban Acarte, el texto "me fecit" (me hizo), como era costumbre de la época, y el año de finalización de la obra, 1741. Según algunos investigadores, en el siglo XII ya hay noticias de la existencia del Azud de Pueyo, siendo su aspecto actual el de sucesivas reformas de una obra ya existente. Los investigadores Carlos Blázquez Herrero y Severino Pallaruelo Campo, mencionan en su libro "Maestros del Agua" que sobre este año el cantero Pedro de Aguinaga pacta una capitulación con el señor de Pueyo de Fañanás, Juan de Gurrea, para ". . . la construcción de un azud en el Guatizalema para el riego de este último pueblo . . .". En realidad debió de tratarse de una reparación en la que se decidió ampliar sus posibilidades con la construcción y conexión de una nueva acequia, destinada a alimentar las cosechas de Pueyo de Fañanás. El cantero Esteban Acarte lleva a cabo una reparación integral del azud promovida por Antonio Pignatelli Aragón y su esposa Francisca Moncayo, como indica la losa de construcción que fue colocada en el estribo de la orilla izquierda, en la que aparece también un escudo heráldico con las armas de los Pignatelli Aragón. ANTONIO Francisco Nicolás Vicente Leonardo PIGNATELLI de ARAGÓN Pimentel y Carafa, Príncipe del Sacro Romano Imperio (Madrid, 27/10/1700 - Nápoles, 18/10/1746) es hijo de Nicolás Antonio Pignatelli y Carafa, Gran Almirante y Gran Condestable del Reino de Sicilia, Virrey y Capitán General de Cerdeña (1687-1690), Mayordomo Mayor de la Reina Doña Mariana de Neoburgo, Gentilhombre de Cámara de S.M. y de su Consejo de Estado y Caballero del Toisón de Oro. Contrae matrimonio en Palermo (12/09/1720) con María FRANCISCA Ignacia Rita Agustina de MONCAYO y Blanes, conocida también como María Francisca de Moncayo Ventimiglia y Aragón o como María Francisca de Moncayo y Palafox, nacida en Barcelona, bautizada en San Miguel Arcángel (14/09/1700) y fallecida de sobreparto en Zaragoza (12/01/1742) tras el nacimiento de su hijo Nicolás (segundo del mismo nombre), siendo enterrada en la iglesia del Monasterio de la Cartuja de Aula Dei. Es la primogénita de Bartolomé Moncayo y Palafox, XV Conde de Fuentes y III Marqués de Coscojuela, dos veces Grande de España, natural de Zaragoza, y de su mujer y sobrina segunda María Francisca de Blanes Centelles y de Calatayud, nacida en Barcelona del matrimonio de los V Condes del Castillo de Centelles. El matrimonio tiene ocho hijos, de los cuales Joaquín Atanasio Pignatelli de Aragón y Moncayo, segundo hijo y primer varón, hereda todos los títulos, ocupando importantes cargos dentro y fuera del país. Pero quien más destacará en Aragón será su hermano Ramón Pignatelli de Aragón y Moncayo, noble, clérigo y político ilustrado, nacido en Zaragoza (18/04/1734), fundador de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, promotor y constructor del Canal Imperial de Aragón y del acondicionamiento del Canal Real de Tauste, Doctor en Cánones por la Universidad de Zaragoza y Rector de la misma, Canónigo y Prior de la Colegiata de Mora de Rubielos, Canónigo del Cabildo Catedralicio de Zaragoza hasta su muerte y miembro de su Junta de Hacienda, Visitador del Arciprestazgo de Belchite y Regidor de la Sitiada (junta encargada del gobierno y administración de la Real Casa de la Misericordia). Fruto de sus esfuerzos es la terminación y ampliación de la Real Casa de la Misericordia, en la que se establece una industria manufacturera de paños y lonas, y la construcción de la plaza de toros zaragozana. Su trabajo en defensa de la extensión del regadío, tendente a favorecer al labrador frente a los privilegiados, punto clave de la reforma agraria emprendida en esa época, le llevan a pleitear con nobles como el Marqués de Ayerbe y el Duque de Villahermosa y con la Casa de Ganaderos de Zaragoza, reducto de la oligarquía ganadera. Por ello Ramón Pignatelli ha llegado hasta nuestros días como una de las biografías más brillantes de la Ilustración Aragonesa, deseosa del progreso y bienestar públicos, una figura enérgica y llena de contrastes que sigue mereciendo el recuerdo y la admiración.